Colombia, pieza clave en el mercado de guerra
Un manifestante muestra su rechazo contra la empresa israelí con un cartel que dice “Fuera Cellebrite” en una protesta afuera de ExpoDefensa en Bogotá el 1 de diciembre, 2025. Foto © Mariana Mora.
Reportaje • Mariana Mora • 11 de diciembre, 2025 • Read in English
“Fuera Cellebrite”, se lee en el cartel que sostiene Mateo Cruz, miembro del colectivo antimilitarista y de solidaridad con Palestina, Tadamun Antimili. Está en ExpoDefensa, en Bogotá, la mayor feria de la industria militar de América Latina.
El manifestante explicó en entrevista que un miembro de la empresa de vigilancia israelí Cellebrite participaría como expositor en el evento, a pesar de que en julio de este año el Ministerio de Defensa había restringido la presencia de empresas israelíes en la feria.
Pocos días antes, el colectivo Tadamun documentó y denunció la participación de esta empresa. ExpoDefensa retiró el evento de su sitio web, pero la conferencia de Oscar Javier Rojas, director comercial de Cellebrite para Sudamérica, sí se llevó a cabo.
Tres días después, Rojas celebró su participación con una publicación de LinkedIn: “A pesar de algunas adversidades, fue un evento donde nuestros clientes demostraron su cariño y aprecio por Cellebrite, la herramienta forense InseyetsPro y Pathfinder, la más utilizada en Colombia”. Pathfinder es una herramienta que usa inteligencia artificial para organizar y estructurar información digital recogida en procesos de vigilancia.
En la edición de este año de ExpoDefensa participaron 248 expositores de 30 países y asistieron alrededor de 12.700 personas, entre las cuales hubo más de 70 delegados de las fuerzas armadas de 30 países. Las empresas y los ejércitos muestran sus avances tecnológicos y productos nuevos, se renuevan contratos entre los Estados y sus proveedores y se celebran alianzas militares entre países.
Entre les expositores se encuentran algunas de las 100 mayores empresas de producción de armamento del mundo que aumentaron sus ingresos un 5,9 por ciento en 2024, según una investigación del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). El Instituto explica que este incremento se debe a las guerras de los últimos años, incluyendo, por supuesto, el genocidio del pueblo palestino.
En la banqueta afuera del recinto, alrededor de 100 personas exigían en sus consignas el fin de la guerra con actos musicales y teatrales y compartiendo una olla común. Colectivos y organizaciones han realizado acciones como esta en cada edición de la feria desde 2017. Les manifestantes conectan la guerra mundial y la que azota a Palestina con lo que pasa en Colombia. “Aquí empieza la guerra, aquí debemos pararla” fue la frase con la que convocaron la movilización este año.
Entre la multitud ondeaban banderas de Palestina, jóvenes hacían malabares y el micrófono circulaba para amplificar las voces de quienes tenían algo que decir. Cada tanto pasaba algún hombre vestido de traje, con gafete al cuello, y se asomaba al contingente antes de entrar a la feria. Algunos tomaron fotos, otros hicieron llamadas.
En la entrada de expositores se plantaron ocho jóvenes con playeras que formaban la palabra “asesinos” y el rostro pintado de rojo. Desde que inició la concentración, circularon policías y militares alrededor del plantón pacífico.
Tres horas después del inicio de la protesta, cuando la rapera Zafiro Lux comenzaba su acto, alrededor de 50 agentes de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO) —antes Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD)— salieron de Corferias, el mayor centro de negocios de Colombia y socio de ExpoDefensa, a reprimir el plantón. Lanzaron bombas aturdidoras y gases lacrimógenos a les jóvenes, a personas de la tercera edad, a infancias y a mascotas que se encontraban ahí.
Dos personas resultaron heridas de gravedad y fueron ingresadas a las instalaciones de Corferias sin ningún acompañamiento. Al cierre de esta edición las dos personas se encuentran estables. De acuerdo con los testimonios de manifestantes y la alerta temprana que emitió la Plataforma de Derechos Humanos Mateo Aldana, en ningún momento las fuerzas estatales buscaron el diálogo.
Se buscó la declaración de la Policía Metropolitana de Bogotá y de Corferias sobre su responsabilidad en los hechos, pero ninguna dio respuesta. Al día siguiente, el presidente Gustavo Petro pidió que se investigue al respecto y señaló al alcalde de Bogotá, Carlos Galán, como responsable.
El grupo de teatro popular Quira realiza una pieza escénica de denuncia contra la guerra fuera de Expo Defensa en Bogotá el 1 de diciembre, 2025. Foto © Mariana Mora.
El mercado de la represión
“Cada desarrollo industrial de esta feria existe para fortalecer a nuestros militares y policías”, declaró el Ministro de Defensa, Pedro Sánchez, durante la inauguración de ExpoDefensa.
Pero para les manifestantes, fortalecer a las fuerzas armadas es sinónimo de represión.
“Es un ciclo en el que saquean nuestros territorios y la comunidad se va a resistir”, dice Natalia en una entrevista con Ojalá. La luchadora social prefirió dar solo su primer nombre por seguridad: es integrante del grupo de teatro popular Quira, que presentó una pieza de denuncia durante la manifestación. “¿Cómo van a hacerle frente a esa resistencia? Con armas”.
Las bombas aturdidoras y de gas lacrimógeno, las llamadas “armas menos letales”, hacen parte de lo que se promueve en ExpoDefensa. Representan el 85 por ciento de las adquisiciones de la Policía Nacional de Colombia entre 2019 y 2022, según información entregada por esta institución a la organización DeJusticia, un centro de investigación y acción por la promoción de los derechos humanos.
A nivel global, el mercado de este tipo de armas está en crecimiento. Según la consultora de inversiones Allied Market Research, en 2028 tendrá un valor de 12 mil 490 millones de dólares, lo que representa un aumento del 7,4 por ciento respecto a su valor en 2020.
Colombia, conflicto permanente
ExpoDefensa inició en 2009, bajo el gobierno de Álvaro Uribe, que contaba con Juan Manuel Santos como ministro de defensa. Según su sitio web, el propósito era “presentar las capacidades de sus fuerzas armadas a actores internacionales clave”.
No es casual que esta feria se lleve a cabo cada dos años en Colombia, donde en los últimos 20 años los gobiernos han destinado entre ocho y 13 por ciento de su presupuesto anual al gasto militar. En 2024 fue el país que dedicó el mayor porcentaje del gasto público a sus fuerzas armadas en el continente americano, incluso por encima de Estados Unidos, según SIPRI.
“En el capitalismo la guerra no es un fracaso, es un negocio”, leyó frente al micrófono la vocera del Congreso de los Pueblos, una de las organizaciones populares convocantes. “Un negocio que necesita el conflicto permanente para seguir respirando y convierte cada crisis humanitaria en un mercado emergente, un negocio que transforma el sufrimiento humano en oportunidades de inversión”.
El pueblo colombiano ha conocido en carne propia el costo del conflicto permanente. La Comisión de la Verdad registra en su Informe Final casi nueve millones de víctimas de homicidio, desaparición forzada, secuestro, reclutamiento y desplazamiento forzado entre 1985 y 2018. Reconoce, a su vez, que hay un subregistro: las cifras podrían ser casi el doble y el periodo contemplado es apenas la mitad del tiempo que ha durado el conflicto armado interno.
“Rechazamos la compra de 17 aviones a la empresa sueca SAAB, supuestamente para la defensa del pueblo colombiano, cuando ese dinero debía invertirse en educación, en salud, en bienestar para los trabajadores y para el pueblo”, declara Juan de la Cruz Sánchez, profesor de la Universidad Nacional y miembro de la Unidad Obrera y Socialista.
El presupuesto de 2025 refleja esta priorización. Los fondos asignados a Defensa y Policía, por ejemplo, son 65 veces más que los destinados al sistema creado para garantizar la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas del conflicto.
Una de las políticas centrales del gobierno de Gustavo Petro ha sido la Paz Total, que se basa en acuerdos con grupos armados ilegales y en “las transformaciones territoriales necesarias que atiendan las causas del conflicto armado en el país”. Esta estrategia ha sido criticada por la oposición política, que insiste en una confrontación directa.
Sin embargo, la vía de la negociación no ha sido suficiente para acabar con la violencia en el país. Solo en los primeros seis meses del año, la Defensoría del Pueblo documentó 89 asesinatos de líderes y lideresas sociales y personas defensoras de derechos humanos y 25 homicidios de personas firmantes de paz. Además, hasta octubre de este año el Ministerio de Defensa contabiliza 75 masacres con un total de 263 víctimas.
Aunque son alarmantes, estas cifras han disminuido un 22 por ciento desde 2022. Por otro lado, los homicidios no se han reducido y, según el informe de Human Rights Watch de 2025, “más de 121 mil personas fueron víctimas de desplazamientos forzados [...] entre enero y julio”.
Pese al discurso que Petro ha sostenido a nivel internacional en contra de la guerra contra el pueblo palestino y de la construcción de paz en Colombia, su gobierno no ha disminuido el gasto militar y, al contrario, ha reforzado la militarización de la frontera con Venezuela en agosto de este año.
“Como sociedad civil tenemos que seguir exigiéndoles a los gobiernos de izquierda que valoremos más las vidas humanas”, dijo Mateo Cruz en la protesta frente a Expodefensa.
Un grupo de manifestantes forman la palabra “asesinos” en la entrada para expositores de ExpoDefensa en Bogotá el 1 de diciembre, 2025. Foto © Mariana Mora.
La resistencia de las mujeres
Entre 2022 y 2025, “ha habido un aumento de más del cinco por ciento en los presupuestos para el sector Defensa y Policía relacionado directamente con inversiones para la guerra y la fuerza pública”, explica en entrevista Andrea Castillo, coordinadora de la línea de desmilitarización y cultura de paz en la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (LIMPAL). “Mientras del presupuesto nacional no se invierte siquiera el uno por ciento para políticas, por ejemplo, de prevención de feminicidios o de prevención de violencias de género”.
LIMPAL forma parte de las organizaciones y colectivos que, desde 2017, han convocado acciones como la última que se concretó en ExpoDefensa. Castillo explica que buscan sensibilizar a la ciudad sobre cómo la industria militar y el militarismo afectan a las mujeres y a los territorios y confía en el tejido colectivo para combatir esa violencia a nivel global.
“Nuestro llamado siempre es a reconocer caminos dialogados y posibilidades a través de la juntanza y esta acción que organizamos el día de hoy es una muestra de ello”, dice Castillo.

