En Ecuador, el neoliberalismo se impone por la fuerza

Manifestantes se arrodillan ante los militares como forma de protesta contra la violencia. Parque "El Arbolito", 12 de octubre de 2025, Quito, Ecuador. Foto © Ana Sofía Armand.

Reportaje • Ana Sofía Armand y Lisbeth Moya González • 23 de octubre, 2025 • Read in English 

“No somos terroristas. Somos milenarios”. Así versa un logo del Aya Huma que circula desde hace semanas en el entorno digital ecuatoriano. 

El Aya Huma es una figura ancestral que en la cosmovisión andina representa guía, sabiduría y fortaleza. En el contexto del paro nacional que comenzó el jueves 18 de septiembre de 2025, toma nuevos significados. 

Aparece con la cara cubierta como lo hacen los manifestantes para proteger su identidad y su rostro de las bombas de gas lacrimógeno. La consigna que le acompaña es una respuesta popular al intento del gobierno de Daniel Noboa de criminalizar la protesta y la resistencia. 

También denuncia la persistencia del racismo estructural y la exclusión histórica de los pueblos indígenas, mucho más cuando se trata de contextos como este. 

“En cada paro se destapa esta caja de Pandora de resentimientos, de racismo que existe dentro de diferentes personas, así mismo también aflora todo el descuido que como gobierno ha tenido a los sectores sociales”, describe Lisbeth Aguilar, abogada kichwa otavalo durante una entrevista virtual con Ojalá

Ecuador no es un país que tolere a dictadores: presidentes como Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad o Lucio Gutiérrez fueron derrocados en 1997, 2000 y 2005 respectivamente. Y la protesta ha sido fundamental para el derrocamiento de gobiernos. 

Desde la llegada al poder de Lenin Moreno, han sucedido tres paros nacionales: el primero en octubre de 2019 duró casi dos semanas y dejó un saldo de al menos 12 muertos. Logró la derogación del Decreto 883 que eliminaba el subsidio a los combustibles. El segundo tuvo lugar en junio de 2022 y dejó al menos siete víctimas letales. Buscaba también revocar alzas en combustibles, así como la revisión de políticas económicas y de seguridad. 

El tercer paro nacional en este ciclo de movilización fue convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y comenzó el 22 de septiembre de 2025 en rechazo a las políticas del gobierno de Daniel Noboa, particularmente por la eliminación del subsidio al diésel, entre otras

El paro nacional en Ecuador acaba de ser levantado el 22 de octubre, un mes después de que empezó. 

“Ante la brutal represión ordenada por el Gobierno de #DanielNoboa, con tres fallecidos y decenas de heridos, hemos tomado una decisión difícil pero necesaria: el cese del #ParoNacional2025, el despeje de las vías y el repliegue a los territorios para proteger la vida de nuestro pueblo”, afirmó la CONAIE en comunicado oficial. 

No obstante, algunas organizaciones indígenas, entre ellas la Unión de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Cotacachi (UNORCAC) desconocen esa decisión y continúan en resistencia. 

La crisis en Ecuador no ha cesado desde la toma de posesión presidencial de Daniel Noboa, que comenzó con una escalada de violencia del crimen organizado en que declaró conflicto interno armado y ha estado signada por la crisis energética.  

Las protestas del paro nacional se desarrollaron en todo el país, con epicentros sobre todo en Imbabura, Cotopaxi, Pichincha y Cuenca, donde se registraron bloqueos, marchas y enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Manifestante con máscara del Aya Huma durante protesta estudiantil. Universidad Central del Ecuador (UCE), 30 de octubre de 2025, Quito, Ecuador. Foto © Lisbeth Moya.

¿Cómo fue el mes de paro en Ecuador?

La plataforma de monitoreo de violencias durante el paro nacional Persecución Ecuador reporta que, hasta el 18 de octubre de 2025, el día 27 del paro, se habían registrado 117 casos de represión, entre ellos tres presuntas ejecuciones extrajudiciales, 38 lesiones y 57 eventos de detenciones. 

La represión estatal ha adoptado múltiples formas, entre ellas: el acoso financiero mediante el bloqueo de cuentas a líderes sociales, los ataques a periodistas durante coberturas informativas, la inhibición de señal de Internet durante episodios de violencia estatal y la deportación de un periodista extranjero. 

Se han dado también detenciones arbitrarias y diversas formas de uso excesivo de la fuerza, como disparos de bala y empleo de gas lacrimógeno en grandes cantidades causando la muerte de una persona de la tercera edad por su inhalación y afectando a ciudadanos no involucrados en el paro. 

Otras de las formas en que se manifiesta la criminalización es la intimidación y cierre de medios de comunicación, el ingreso a centros médicos para impedir la atención de los heridos, y la militarización de la Universidad Central del Ecuador (UCE).

El mapeo de la resistencia informa que hasta el 15 de octubre de 2025, ha contabilizado 547 acciones colectivas, entre ellas se desglosan vigilias, acciones simbólicas, marchas, cierres de vías, plantones, asambleas y cacerolazos.

En este contexto, la violencia de los cuerpos del Estado ha sido innegable. Circula en el entorno digital, por ejemplo, el video del asesinato al comunero de Cotacachi, Efraín Fuérez, en que los militares armados le golpean ya herido de muerte en el suelo a él y a un compañero que fue a socorrerle. 

Resistencias diversas

El paro tuvo la particularidad de sostenerse principalmente en territorios indígenas. Quito, la capital, se mantuvo parcialmente periférica, como expresa Jess Caiza, estudiante de la UCE. 

“La resistencia en territorio ha demostrado que Quito no tiene poder de convocatoria, y lo más importante es que han evidenciado el racismo aún muy presente, por lo que no hemos podido sostener el paro desde nuestro lugar: la ciudad”, explica Caiza en las afueras de la UCE poco antes de acompañar a sus compañeros en la protesta. 

En la noche del 15 de octubre, la UCE fue tomada por militares, violando la autonomía universitaria. Aún así, lxs estudiantes continuaron su jornada de manifestaciones al día siguiente. 

El frío es constante en Quito. Llueve y el gas lacrimógeno afecta más. Durante el último mes, en las esquinas se veían a muchachos muy jóvenes soplando tabaco en la cara del compa gaseado para apañar el dolor. No se distinguía entre la neblina y el gas, pero la acción estudiantil persistió. 

“Hemos realizado varios plantones en la Plaza Indoamérica, al frente de la Universidad; esos plantones nos han permitido cerrar las calles y sostener las vías bloqueadas durante horas, siempre desde la música y las expresiones artísticas”, dice Caiza. “También hemos organizado tomas culturales, ollas comunitarias y espacios para las infancias”.

“El que no salta es de cartón”, el verso de la banda ecuatoriana Mugre Sur que ha estado presente en las protestas del paro nacional. La canción es una crítica frontal a la gestión de Daniel Noboa y una burla al uso de figuras de cartón en tamaño real durante su campaña presidencial. 

Los artistas han tejido redes de sostén a la protesta mediante el uso del arte en la calle como herramienta de denuncia y sensibilización. Pero esta lucha es anterior a septiembre de 2025. 

“Cuando Daniel Noboa fusionó los ministerios de Educación, Cultura y Patrimonio y Deporte, con el decreto Número 60, los artistas nos activamos en nuestro papel de salir a las calles y realizar distintas acciones para expresar nuestro rechazo a una medida que precariza aún más nuestros medios de vida”, explica a Ojalá, bajo el seudónimo de Minotauro, una artista que por la persecución estatal ha decidido permanecer en anonimato.

Nuestra fuente explicó que diferentes artistas se han articulado con las comunidades y en especial con la UNORCAC. Acogen también las luchas de quienes defienden sus territorios de proyectos mineros auspiciados por el gobierno en Imbabura, Las Naves, Palo Quemado, Quimsacocha y Fierro Urco. 

Mujer indígena encara a los militares durante las protestas. Parque "El Arbolito", 12 de octubre de 2025, Quito, Ecuador. Foto © Ana Sofía Armand.

Asambleas transfeministas de cara al estado

Las redes de apoyo desde la sociedad civil han abarcado a sectores en lucha permanente, incluyendo la Asamblea Transfeminista. Ojalá conversó con diversxs miembrxs de dicha organización, que sostuvo el acopio y la entrega de donaciones en alianza con lideresas de varias comunas de Imbabura y en coordinación con centros culturales, organizaciones y ciudadanxs que aportaron provisiones y transporte.

“Este acopio busca romper las lógicas asistencialistas y reactivar la solidaridad de clase, comprendiendo el cuidado como un principio en la construcción amplia de la lucha”, explican compañeras de la Asamblea Transfeminista. Han estado poniendo el cuerpo en las calles, por lo que han pedido hablar de forma anónima y colectiva.

El rol de la Asamblea Transfeminista va más allá del sostén logístico, la protesta y la contención. Han generado alianzas en Quito para sostener asambleas cada jueves junto a otras organizaciones, en el contexto de la disolución de ministerios y los retrocesos del gobierno. 

En estos espacios es libre el uso de la palabra, se buscan soluciones colectivas a tensiones sociales y se articula la protesta para sostener procesos colectivos a largo plazo. 

Mientras el gobierno de Noboa se cierra al diálogo, criminaliza y reprime con bala distintos sectores —indígenas, feministas, estudiantes, artistas y sociedad civil en general—, estos continúan articulando acciones colectivas que buscan visibilizar sus demandas y sostener los espacios de acción en todo el país. 

El clima político de los próximos meses permitirá observar si estas formas de coordinación y resistencia, más allá del paro nacional, logran incidir en la agenda política nacional o abrir nuevos caminos de diálogo entre la sociedad civil y el Estado.

En medio de tanto dolor también emerge la belleza: mujeres indígenas plantadas de cara al militar armado, estudiantes cuidando al compañero del gas, personas entregando alimentos cultivados con sus manos en la chakra, curando a los heridos con medicinas ancestrales, comuneros que cantan y zapatean en círculo en medio de la manifestación como si del Inti Raymi —la fiesta más importante de la cosmovisión andina— se tratara. Eso fue el paro, un canto colectivo de resistencia al dolor. 

Ana Sofía Armand & Lisbeth Moya González

Ana Sofía Armand. Comunicadora y antropóloga venezolana radicada en Quito, Ecuador.

Ana Sofía Armand. Venezuelan communicator and anthropologist based in Quito, Ecuador.

Lisbeth Moya González es periodista cubana, colaboradora de las revistas Tremenda Nota y La Joven Cuba, y miembro del colectivo Socialistas en Lucha. Cursa actualmente un Máster en Sociología en FLACSO Ecuador.

Lisbeth Moya González is a Cuban journalist who has written for Tremenda Nota and Young Cuba Magazine, and a member of the Socialists in Struggle collective. She is currently enrolled in a Masters of Sociology in FLACSO Ecuador.

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