En CDMX, la cannabis se disfruta y se defiende
Collage digital por Andrea Mireille (@quemadurasinternas) para Ojalá.
Reportaje • Andrea Mireille • 7 de noviembre, 2025 • Read in English
Hace calor en la ciudad, se antoja algo refrescante y también un buen high. En la esquina de la calle hay un lugar tapizado de colores, arcoíris, flores, hongos y bongs que sonríen alegremente y te invitan a pasar: has llegado a Chicks, la única tienda en la Ciudad de México donde puedes beber y comer derivados de la cannabis de forma completamente legal.
Chicks es el resultado de la lucha de activistas y de personas consumidoras. En 2018, una declaratoria general de inconstitucionalidad eliminó la prohibición absoluta del consumo lúdico o recreativo de marihuana en México.
Pese a ella, las autoridades no han establecido una regulación clara y ha quedado fragmentada, con huecos legales. En todo el país las personas consumidoras experimentan constantemente prejuicios, descalificaciones, acoso policial e incluso detenciones por posesión simple.
Los primeros negocios cannábicos que surgieron tuvieron que limitarse a ofrecer accesorios para fumar, productos cosméticos y decorativos. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) —organismo encargado de la regulación, control y vigilancia de diversos productos y servicios que establece normas y políticas para controlar y prevenir riesgos sanitarios en diversos sectores— otorgó los primeros permisos hasta fines de ese año.
Visitamos algunos espacios de tolerancia, incluyendo Chicks, que promueven el consumo seguro y placentero en la CDMX para conocer cómo operan desde que fueron reconocidos oficialmente por las autoridades de la ciudad.
Un lugar para disfrutar y aprender
Actualmente, las smoke shops en la CDMX mantienen prácticamente el mismo modelo: entrada y salida, y venta de accesorios en espacios sin temática ni identidad específica. Además, están enfocadas, administradas y atendidas —principalmente— por hombres.
A diferencia de las tiendas mencionadas, Chicks es un lugar seguro para las personas de la comunidad LGBTQ+. Todo el mundo es bienvenido y puede expresar su identidad y consumo libremente, sin experimentar la estigmatización y criminalización que persisten en México.
Brenda Hernández fundó Chicks en 2018. Nació como una plataforma digital y, desde entonces, trabaja para cambiar la percepción de la cannabis. Su intención es brindar educación a quienes desean conocer más sobre el uso terapéutico, industrial y personal de la planta, es decir, como instrumento de autoconocimiento y placer.
“Tienes que buscar la manera y mantener la resiliencia: en la industria del cannabis no hay garantías. Espero que con este tipo de lugares podamos crear una industria responsable”, declaró Hernández en entrevista con Ojalá. “Seguimos aprendiendo tanto de la Cámara de Senadores y de activistas, con quienes estamos en constante comunicación”.
Su primera tienda física abrió en 2021, tiempo después se mudó a la colonia Juárez: una zona céntrica, de alta afluencia turística y muy bien conectada. Su cercanía con avenidas como Paseo de la Reforma, Bucareli y avenida Chapultepec facilita el acceso a otras zonas populares de la ciudad y a varias opciones de transporte público.
En esa ubicación añadió una barra de bebidas que incluye café, tisanas y smoothies de distintos sabores, a los que puedes agregarles magia, es decir, Delta 8 y 9: derivados del tetrahidrocannabinol (THC), principal compuesto psicoactivo del cannabis.
“Pueden encontrarlos en la tienda de manera legal y medida: todos nuestros productos cuentan con estudios de laboratorio, con el etiquetado correspondiente que marca la ley y están aprobados por la Cofepris”, explica Hernández.
A pesar de la experiencia y el uso responsable, la pálida siempre es una posibilidad, paletearse incluye mareo, debilidad corporal, escalofríos, vómito, taquicardia y ansiedad, además de hipoglucemia y presión arterial baja.
Por ello, la equipa Chicks cuenta con un protocolo para dar contención y “bajarse del avión” sin riesgos: este incluye técnicas de respiración, observar y preguntar cómo se siente la persona, y asegurarse de que permanezca hidratada.
Hernández hace énfasis en hablar previamente con les clientes para que consuman de manera informada y minimicen riesgos.
Nuevos espacios florecen en la ciudad
Chicks es un lugar sin igual en la ciudad, pero, ¿qué pasa si no estás cerca? ¿Si no te alcanza para un smoothie o simplemente prefieres fumar? La respuesta es ir a cualquiera de las zonas de tolerancia cannábica en las calles de la Ciudad de México.
Anteriormente conocidos como campamentos cannábicos, estos espacios surgieron en 2021 como espacios de protesta. De acuerdo con las autoridades, fueron desmantelados en respuesta a denuncias ciudadanas sobre venta y consumo de otras sustancias ilícitas.
Tras negociar con el gobierno de la Ciudad de México, el secretario de Gobierno César Cravioto firmó un acuerdo con los colectivos para reubicar los puntos de consumo lúdico que pasaron de ser “espacios tolerantes” a “espacios permitidos”. La reubicación se realizó el pasado 4 de agosto de 2025 a sitios con menor tránsito peatonal y vehicular.
Hoy se ubican en lugares céntricos —Plaza Simón Bolívar, la Plaza de Lectura José Saramago y Plaza Tlaxcoaque— y quedaron, en su mayoría, cerca del lugar donde brotaron. A ellos se suman La Comuna 420, con el lugar que consiguió en 2023 afuera del metro Pino Suárez, y un módulo informativo —no para fumar— fuera del Senado.
La activista y fundadora del Instituto RIA, Zara Snapp, los describe como espacios nacidos de la resistencia y la desobediencia civil, una victoria histórica en la cultura prohibicionista que persiste en México.
“Si tú andas por la calle, a unas cuadras de las zonas toleradas, puedes fumar a gusto y seguir tu camino”, dijo. “Son un gran logro de la comunidad. Invito a todes a usarlos”.
No hay un sistema establecido para la venta o el cultivo. Incluso, el artículo 235 bis de la Ley General de Salud aún clasifica como ilícito el uso de la cannabis en alcohol o tinturas como las que usan pacientes con ciertos tipos de epilepsia.
Todavía falta una regulación específica y clara, tanto para el aspecto terapéutico como para el uso personal y lúdico.
Una tarde en los espacios cannábicos
En cuanto sales del metro Pino Suárez, en el centro histórico de la CDMX, el olor a mota te recibe, es sábado, abunda la buena vibra y ganas de pasarla bien: un DJ pincha su mejor selección, hay tacos pa’l monchis, gente pacheca jugando ajedrez y se respira buen ambiente, tranquilo.
Víctor Novoa es parte de La Comuna 420 que llegó a las afueras del metro hace dos años. Contrario a la narrativa de medios tradicionales, asegura que desde que los movieron de la Suprema Corte a esa ubicación, la comunidad los recibió con entusiasmo.
“Se acerca mucha gente de la tercera edad, pues utilizan la plantita en alcohol y pomada para diversas molestias”, platica Novoa que me da un volante y reparte otros a les transeúntes mientras vigila que todo esté en orden en la zona.
Además de poder fumar en el área establecida, la comuna se apega a las reglas gubernamentales, las cuales prohíben vender, comprar, consumir otras sustancias y respetar el límite de posesión que, actualmente es de 28 gramos, entre otras.
Para la comuna, la lucha todavía es larga, especialmente con el tema de la regulación del mercado, que aún es ilegal. Sin embargo, “primero los derechos y después el mercado”, dice Novoa en entrevista con Ojalá.
“No olviden que este es su espacio y pueden venir cuando quieran”, dijo, al despedirnos.
A tan sólo 10 minutos de esa zona se encuentran las Hijas de la Cannabis. En agosto de este año, se instalaron en la plaza de la Concepción —La Conchita, como también es conocida esta plaza del Centro Histórico—, que había sido uno de los puntos que el gobierno designó para consumir marihuana.
Sin embargo, tras desacuerdos con los vecinos, que llegaron a lanzarles jitomates y botellas de vidrio, tuvieron que mudarse a la Plaza Tlaxcoaque, algo que según la activista Valeria Falcón resultó mucho mejor. “Aquí es más grande y muy tranquilo, el parque está enfrente, la fuente, hay banquitas, estamos muy a gusto”, dice entusiasmada Falcón.
Falcón explica que el espacio es mixto, pero se le da prioridad a las mujeres y a su seguridad, cualquiera que se sienta acosada puede acercarse a cualquiera de las integrantes. “Nosotras nos encargamos de correrlos”, dice sonriendo. También aclara que, hasta el momento, no han tenido problemas y quienes asisten se sienten segures y cómodes.
La colectiva llega todos los días a la plaza a las 11 de la mañana e instalan su lona, además de un pequeño stand donde puedes acercarte a pedir información. Valeria cuenta que acá llegan muches Godínez (oficinistas) que van camino al trabajo, también pasan mucho a la hora de la comida.
A la par de la música en vivo y de la libertad de fumar, también tienen su propio torneo de futbol, cursos y pláticas sobre autocultivo.
Ya sea en una boutique o en alguna de las zonas de tolerancia cannábica, la marihuana y sus verdes matas se abren camino en la Ciudad de México. Les activistas y consumidores en la ciudad luchan contra estigmas y estereotipos cada día y saben que lento, pero seguro, el futuro es frondoso y verde.

