El corazón de la sal
Piletones de sal en Salinas Grandes, Jujuy Argentina. Junio 2023. Foto © Susi Maresca.
Reportaje • Susi Maresca • 24 de julio, 2025 • Read in English
Los salares altoandinos ubicados en el norte argentino llevan en sus entrañas respuestas del origen de la vida en este planeta. Sus profundidades también contienen un metal alcalino de color plateado cada vez más codiciado: el litio.
Desde hace al menos 40.000 años, las comunidades indígenas de Jujuy construyen su vida en torno a la sal, manteniendo su resistencia contra el avance minero que podría arrasar la vida que los rodea.
Salinas Grandes es una cuenca que abarca las provincias argentinas de Jujuy y Salta, y es uno de los cuatro salares más importantes de América Latina, conocido por su belleza.
También pertenece a lo que las corporaciones y gobiernos denominan comercialmente el “triángulo del litio”, espacio conformado por Argentina, Bolivia y Chile donde se concentra más de la mitad de los reservorios mundiales de este mineral.
Toma desde arriba de un ojo de agua dulce en Salinas Grandes, Jujuy Argentina. Diciembre 2024. Foto © Susi Maresca.
“La sal es valiosa, es un recurso natural y nosotros la conservamos y protegemos”, dice Julia Cañari, presidenta de la comunidad Aborigen de Pozo Colorado, una de las comunidades que rodean Salinas Grandes, mientras prepara una sopa en la cocina de su casa. “Es la fuente de trabajo de nuestra comunidad”.
Mientras las empresas presentan la extracción del litio como un proceso técnico, las comunidades lo experimentan como una pérdida tangible y, en Salinas Grandes, un peligro fuerte.
Salinas Grandes forma parte de una cuenca endorreica cerrada, sin salida al mar, donde los salares y los depósitos de agua dulce están interconectados. La explotación minera podría consumir esas reservas clave para la vida en esta zona árida.
“Nosotros no hablamos de litio, nosotros hablamos de agua”, dice Cañari.
Huellas de la sal
Para las comunidades, la defensa de las Salinas Grandes es una lucha por la continuidad de su vida y su territorio.
“Desde [nuestra] perspectiva, la sal no es un recurso económico, sino que constituye un ‘ser vivo’: tiene un ciclo de crianza, al igual que la siembra”. Así lo exponen en Kachi Yupi ("Huellas de la sal" en quechua), un documento que elaboraron en 2015 las 33 Comunidades de Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, conformada por kollas y atacameños que viven en la cuenca ancestralmente.
Cosecha de bloques de sal en Salinas Grandes, Jujuy, Argentina. Octubre 2024. Foto © Susi Maresca.
Hay tres métodos tradicionales de extracción de sal a lo largo de varios meses, que se implementen en sintonía con las épocas de lluvia y sequía propias de la región, relata Rodrigo Nespolo, indígena, artesano y uno de los guías turísticos del parador “La Curva” en Salinas Grandes.
“Una primera forma es el corte directo de bloques de sal para la construcción y el ganado”, relata Nespolo. “Otra forma es la cosecha en piletones de cristalización. Los piletones se cavan en octubre y noviembre y el agua de las lluvias los llena, luego se esperan varios meses. El depósito paulatino de la sal de la salmuera va formando los cristales, se van criando. La cosecha suele darse entre los meses de marzo hasta mayo, dependiendo de cómo han sido las lluvias”.
Cuando el piletón está listo para la cosecha, se retiran los primeros 10 centímetros de sal, luego se extrae la sal de buena calidad, que se destina principalmente al consumo humano.
El tercer método implica que al final del verano —es decir, después de la época de lluvias— se raspa la sal criada naturalmente, obteniéndose una sal considerada de segunda calidad que se utiliza principalmente para la industria.
Florencia Barbarich, bióloga de la Universidad de Buenos Aires, explica en entrevista para Ojalá que se trata de un ciclo que conserva una periodicidad idéntica a las fases agrarias, que además se vinculan a los tiempos de la Pachamama y las ceremonias, como la ofrenda en el mes de agosto o el carnaval en febrero y marzo.
Dos llamas en Pozo Colorado. La llama y la vicuña son camélidos que forman parte fundamental de la identidad cultural y el legado histórico de la provincia de Jujuy, Argentina. Febrero 2025. Foto © Susi Maresca.
También hay un cuarto método de extracción, que no es tradicional, usado por parte de las empresas litíferas en el proceso de explotación del metal que se practica actualmente. Hay dos empresas operativas en Jujuy según datos de la Secretaría de Minería de la Nación: Arcadium Lithium, empresa gringa-australiana en el Salar de Olaroz, y Minera Exar, empresa con capitales chinos, canadienses y suizos en el pueblo de Cauchari Olaroz.
“Desde el año 2010, ante los primeros intentos de explotación de litio por parte de las empresas, nosotros como pueblos originarios que vivimos alrededor de las Salinas estamos en defensa del agua y decimos sí al agua, no al litio”, remarca Nespolo. “La extracción de litio lleva un proceso químico que incide en la contaminación de nuestra fuente de vida y de trabajo”.
Hace dos años, la llegada de Lition Energy, del grupo Pan American Energy —propiedad de la familia Bulgheroni, la británica BP y la china CNOOC— ha marcado un punto de inflexión en Salinas Grandes.
La empresa logró el aval de una parte de la comunidad de Lipán para iniciar actividades exploratorias. Sin embargo, esta aprobación ha profundizado las tensiones dentro de la comunidad y con las otras 33 comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, quienes se juntan desde el 2010 de manera orgánica para defender sus territorios ante la avanzada del extractivismo.
En Lipán se habla de un progreso que es “pan para hoy y hambre para mañana”, en palabras de Nelson Castillo, de la comunidad de Lipán. La fractura es entre quienes quieren seguir viviendo de la sal y quienes ven a la minería de litio como una salvación.
Las cicatrices
Mientras Lition Energy avanza con el respaldo de una asamblea extraordinaria, las comunidades vecinas sostienen que la explotación minera en una parte del salar necesariamente afectará al resto debido a la interconexión de las cuencas.
“En el caso particular de las extracciones que ya se han hecho, mucha gente manifiesta que los animales se están muriendo por falta de agua o que hay desplazamiento de fauna silvestre”, relata Barbarich. “En especial las vicuñas, por la instalación de los grandes emprendimientos, por el movimiento de camiones, máquinas; toda la contaminación sonora y visual que hace a los procesos industriales”.
Piletones de la extracción de litio en el Salar de Cauchari-Olaroz, Jujuy, Argentina. Junio 2023. Foto © Susi Maresca.
Cuando las perforadoras llegan al salar, no solo abren caminos en la sal compactada, también fragmentan la vida de quienes la habitan. La maquinaria pesada y las piletas de evaporación transforman el paisaje en un desierto de actividad industrial, dejando cicatrices.
“Antes, el salar estaba lleno de flamencos en verano y el agua se movía siguiendo los ciclos de la lluvia”, comenta Castillo, que dice que eso ha empezado a cambiar. “El salar es como un cuerpo vivo: la salina tiene agua debajo, pero ahora esa agua es la que va a ser drenada para los proyectos mineros”.
Defender el futuro
La ley 26.160, sancionada a fines de 2006, estableció la emergencia territorial indígena y suspendió los desalojos de comunidades hasta la realización de un relevamiento técnico, jurídico y catastral de sus tierras ancestrales.
Esta ley fue derogada en diciembre de 2024 por Javier Milei, a través del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 1083/2024. Eso le dio carta blanca a las empresas para que avanzaran con desalojos y comiencen sus emprendimientos —tanto mineros como turísticos— en la zona.
Néstor Alberto en un atardecer de Pozo Colorado, Jujuy Argentina. Febrero 2025. Foto © Susi Maresca.
“Para defender nuestro territorio nosotros nos basamos en la Constitución Nacional [...], así también en el Convenio 169 de la OIT”, dice Néstor Alberto, miembro de la comunidad de Pozo Colorado. “El mandato no es de la constitución, sino de nuestros abuelos, defender las Salinas, que no vengan empresas multinacionales a saquearnos y que, en este caso, vienen por el litio”.
Desde 2010, las comunidades han presentado amparos ante la justicia local y llevaron el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2013.
En 2023, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó a las provincias de Salta y Jujuy y al gobierno nacional entregar información detallada sobre los impactos económicos y ambientales de la actividad minera.
“Nuestro sueño como comunidad es seguir luchando, defendiendo y protegiendo nuestros territorios porque esto es nuestra vida”, recalca Cañari, lideresa de la comunidad de Pozo Colorado. “Cuidar y dejar un buen futuro para nuestros hijos, para nuestros nietos, para que el día de mañana ellos puedan valorar lo que nosotros hicimos en esta vida que está ahora”.