8M cada mes: artistas feministas llaman a 'hackear' el algoritmo

8M todo el año. Cortesía.

Reportaje • Ana Alicia Osorio • 8 de mayo, 2025 • Read in English

Cada 8 de marzo, cientos de miles de feministas en toda América Latina marchan con los puños en alto mientras suenan canciones que se han convertido en himnos de resistencia al ritmo de “no tenemos miedo, no queremos a ni una menos” o “sororidad es la respuesta”. 

Pero cuando la fecha pasa, las voces de quienes componen esas letras —feministas, independientes, combativas— son sepultadas por algoritmos que privilegian lo comercial. Por eso, un grupo de artistas lanzaron una campaña para resistir ante la lógica económica implacable de las plataformas digitales.

Artistas feministas como Rebeca Lane, Audry Funk, Masta Quba y muchas más han dedicado su vida a poner en canciones la exigencia de una vida digna para las mujeres. Su música se conoce comúnmente como rap feminista pero incluye ritmos de hiphop, funk, reggae, reggaetón y varias mezclas. 

“No me digan lo que tengo que hacer, no me digan la forma en que me tengo que mover”, canta la guatemalteca Rebeca Lane en su canción Libre, Atrevida y Loca que ha servido para acompañar mítines, marchas y fiestas feministas. 

Pero ahora los algoritmos parecen estar intentando decírselo. A diferencia de sus fans, que llenan los espacios independientes donde se presenta, los algoritmos no la ayudan. 

En abril del 2025, Lane lanzó una campaña junto a Funk y Quba para animar a que sus canciones acompañen a las mujeres el 8 de cada mes. Crearon la lista de Spotify 8M todo el año y lanzaron una serie de publicaciones en redes sociales que busca concientizar a las mujeres sobre la importancia de hacer elecciones conscientes de la música que escuchan. También es un llamado para entender que las artistas necesitan ese acompañamiento y apoyo que ellas mismas han compartido en sus canciones. 

“Apóyennos un día al mes a lograr combatir esta invisibilización que nos quieren hacer”, afirmó Lane en entrevista por videollamada. “Hacemos un llamado de forma consciente a que este día voy a escuchar esta música, este día voy a apoyar a mis compas, pues toda la gente que me acompañaba en marchas y en tantos espacios”.

Los retos de ser mujer, artista y antisistema 

Una bocina junto a la antimonumenta (figura artística colocada a manera de protesta por los feminicidios) emitía los sonidos que acompañaban y animaban a las mujeres que pintaban en la calle, las paredes y la barda del bulevar sus protestas. “Nos queremos vivas, no daremos paz hasta que haya justicia”, se escuchó en voz de Rebeca Lane de fondo. 

Es la última parte de la marcha del 8 de marzo del 2025 en el Puerto de Veracruz, en México, y la brisa marina ayudaba a llevar a cada uno de los oídos aquella canción que pone en palabras lo que todas sentían. 

La lista de reproducción siguió sonando, mientras que las mujeres y niñas pintaron sus reclamos, los mismos que encuentran eco en las voces de cantantes como Lane, Funk y Quba.

“Si nos escucharan por lo menos una vez al mes como nos escuchan el 8M, realmente tendríamos muchas menos penas económicas”, aseguró Lane.

Su música, dijo, tiene incremento hasta de un 800 por ciento en escuchas el 8 de marzo, pero el resto del año sus números bajan. En una industria donde les pagan cantidades muy bajas por reproducción, eso representa un reto para su sobrevivencia. 

“Vamos muy contra el sistema, somos rebeldes y hacemos las cosas el día que el sistema dicta, que es el 8 de marzo… todos los días es día de luchar por los derechos humanos”, afirmó Quba en audios de Whatsapp. En las marchas se vitorea “la dignidad no tiene miedo, es rebeldía que despierta el corazón” que forma parte de la canción Autodefensa de la rapera mexicana.

Las mujeres dedicadas a la música enfrentan la brecha de género. Por ejemplo, según el informe Inclusion in the Recording Studio? de Spotify y USC Annenberg, solo el 35 por ciento de las voces en las listas Billboard Hot 100 de 2023 —el ranking más importante de Estados Unidos— fueron de mujeres. El porcentaje baja a 19.5 por ciento para compositoras y 6.5 por ciento para productoras.

En países europeos las cifras de desigualdad son similares. Estudios han demostrado que las mujeres tienen menores ingresos y más dificultades como acoso sexual o discriminación 

Lane, Funk y Quba no solo cantan sobre estos temas: los viven. Con cerca de dos décadas de carrera cada una, sus letras hablan de violencias machistas, racismo, migración, desigualdad. 

Audry Funk es mexicana y migrante en Estados Unidos, por lo que sus letras además de denunciar el machismo también subrayan el racismo y otros problemas como la gordofobia. “Somos los hijos de un pueblo oprimido, apretando ya la lucha a todo mi pueblo latino”, canta en un claro acto de activismo como una forma de protesta a lo que ella misma ha vivido.

Masta Quba también es mexicana y también es migrante, pero ella se encuentra en una estancia temporal en Europa. Además de ser cantante, ha formado colectivos donde buscan enseñar a las mujeres, a través de diferentes disciplinas incluida la música, a liberarse. 

Al ser rapera y feminista ha recibido violencias y amenazas de muerte. En canciones como Despiertas o Pa’Sanar reitera que el cuerpo es político y que la música puede ser un arma para el cuidado.

Las canciones de las tres también hablan de sueños, ternura y resistencia. Hablan de sororidad, que es lo que justamente es lo que ahora piden. 

Como artistas independientes, enfrentan un doble reto: el de género (con anécdotas sobre las desigualdades que viven al por mayor) y el del sistema comercial que las invisibiliza.

“Nuestro contenido habla de violencias, hacemos cuestionamientos profundos a través de la música”, contó Lane. “Somos artistas que no representamos los valores que el sistema neoliberal quiere promover, nosotras estamos haciendo un llamado a la colectividad en un mundo que promueve la individualidad”.

Inclusive, aseguraron, las artistas comerciales (que también enfrentan la brecha de género) han sido incitadas a realizar algunas canciones con temática feminista que puedan sonar durante los días de protesta, como parte de la lógica comercial. 

“Últimamente ser cantantes que están posicionadas políticamente ha sido un gran reto, porque la industria como como que tokenizó la lucha”, afirmó Funk a través de mensajes de audio en Whatsapp. “A sus grandes artistas que tienen firmadas como que les dijeron, ‘A ver, pues hace una cancioncita feminista’”.

Rebeca Lane en concierto. Foto: Cortesía.

Hackear el algoritmo

Lane lleva 25 años cantando sobre el “ser mujer” en un sistema que debe cambiar con canciones como Mujer Lunar, donde habla de las diferentes etapas que puede vivir una mujer, como la menstruación o la reproducción, o Libre, Atrevida y Loca donde canta la forma en que las mujeres son juzgadas frecuentemente.  

Hoy se plantea dejar la música para buscar un ingreso más estable con el que mantener a su hija.

Recuerda cómo la colectividad ayudó a que se consolidara como una artista independiente. La gente optaba por comprar sus discos grabados de forma independiente e iba a sus conciertos. Pero ahora, dijo, los algoritmos son los que marcan los consumos haciendo más difícil que las artistas independientes, como ella, sean escuchadas. Nadie compra discos sino que se oyen en streaming. Los conciertos suelen ser de grandes festivales que involucran a muchos y muchas artistas. 

“Es tan fácil abrir una plataforma y además dejarte llevar por lo que la plataforma te dice que tienes que escuchar”, contó. 

En América Latina, únicamente el 22 por ciento de las y los artistas independientes viven su música. De quienes logran hacerlo, la gran mayoría son hombres, de acuerdo con el reporte ¿Cómo Podemos Ayudar a los Músicos Emergentes? elaborado por La Marca Lab. 

Las plataformas, afirmó Lane, les pagan alrededor de .006 centavos de dólar por cada reproducción, pero la inversión que conlleva generar nuevas canciones es mucho mayor. 

La mayoría de las personas dedicadas a la música independiente en Latinoamérica enfrentan la falta de financiación y problemas económicos para promover su música, según el estudio de La Marca Lab. 

“No hay ninguna industria, ninguna plataforma que nos apoye, evidentemente sí es muchísimo más complicado y sí que se incrementan todas estas desigualdades”, dijo Quba. “En Estados Unidos, por ejemplo, para que tu canción pueda ser viralísima, o sea, nivel viral viral, necesitas un millón de dólares”.

Frente a un modelo que invisibiliza lo que incomoda, Lane, Funk y Qubo proponen elegir con conciencia lo que se escucha como un acto de resistencia política: que cada 8 del mes se convierta en una práctica de sororidad digital para quienes han hecho de la música su trinchera.

Ana Alicia Osorio González

Ana Alicia Osorio González es reportera radicada en Veracruz, cuyas coberturas se centran en temas de derechos humanos. Ha colaborado en medios como El Dictamen, El Financiero, MVS, Animal Político, SDP Noticias, Agencia Presentes, La Marea, SemMéxico, Pie de Página, A Dónde Van Los Desaparecidos, entre otros. Fundó y coordinó el medio de comunicación Testigo Púrpura, el único especializado en derechos de las mujeres en el estado de Veracruz, que estuvo en funciones entre 2017 y 2023. 

Ana Alicia Osorio González is a reporter based in Veracruz. Her coverage focuses on human rights and she has worked with various outlets including El Dictamen, El Financiero, MVS, Animal Político, SDP Noticias, Agencia Presentes, La Marea, SemMéxico, Pie de Página and A Dónde Van Los Desaparecidos, among others. She founded Testigo Púrpura, the only outlet specialized in women’s rights in the state of Veracruz, which she led from 2017 to 2023. 

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