Entre el Encuentro Plurinacional Transfeminista y la tormenta electoral en Argentina

Un arcoíris atravesó el atardecer en Trelew, Argentina, la última tarde del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales e Intersexuales en octubre del 2018. Foto: Mariana Pérez Gay Rossbach. 

Entrevista • Raquel Gutiérrez Aguilar • 11 de octubre, 2023 • Read in English

Octubre viene movido en Argentina. Entre el 14 y el 16 de octubre, en la patagónica y bella ciudad de Bariloche, se llevará a cabo el 36 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No-Binaries. 

La reunión concluirá tan sólo unos días antes de las elecciones presidenciales y legislativas del domingo 22. El candidato con más posibilidades de obtener la mayoría es el empresario Javier Milei quien sostiene posturas de ultra-derecha y dice ser -cualquier cosa que eso signifique- “anarco-capitalista”.

Será una semana en la que se condensa la confrontación más honda ocurrida en Argentina durante la última década: la de la potencia antipatriarcal de las luchas feministas, transfeministas y de las mujeres contra todas las violencias y las delirantes posiciones reaccionarias de un empresario que quiere borrar cualquier derecho inscrito dificultosamente en el marco normativo argentino.

Para conversar sobre estos temas contactamos a Natalia Fontana quien nos habla del gran excedente de trabajo que las mujeres y disidencias están teniendo que poner para sostener la vida en medio de una crisis económica muy dura.

Fontana es una mujer trabajadora con una larga experiencia política y organizativa. Luchadora feminista, ha participado activamente en el conocido movimiento Ni una Menos desde 2016 articulando las luchas contra todas la violencia hacia sectores sindicales. Desde su puesto de trabajo como tripulante de aviación y también como dirigente de su sector durante algunos años, Fontana ha contribuido a la revitalización de un sindicalismo feminista. Construyó un fértil nodo de acuerdos feministas intersindicales y se convirtió en una entusiasta impulsora del Paro de Mujeres el 8 de marzo.

Ocupó la Secretaría de Género de la Asociación Argentina de Aeronavegantes durante varios años hasta que “sacó el cuerpo”, como le gusta enunciar, cuando se topó con límites estructurales que ya no le permitían avanzar.

Entrevistamos a Fontana por Whatsapp el 9 de octubre, el día antes de que emprendiera el viaje de más de 1,600 kilómetros a Bariloche, en carro. Nuestra entrevista ha sido ligeramente editada por claridad y extensión.

Raquel Gutiérrez Aguilar: ¿Nos puedes platicar del Encuentro Plurinacional Transfeminista? 

Natalia Fontana: El Encuentro se empieza a organizar terminando la dictadura, a mediados de los años 80’s. Lo organizan las feministas históricas. Ellas eran mujeres que venían dando las luchas desde los 70’s e incluso desde antes. Empiezan a organizar el Encuentro con la idea de que fuera una reunión nacional donde se discutieran las problemáticas que nosotras queríamos debatir públicamente.

Son muchísimas mujeres las que van. Un montonazo. El último día de se hace una gran marcha que recorre toda la ciudad en la que estemos. Es muy emocionante, muy impresionante. Tantas mujeres juntas en las calles y diciendo lo que quieren.

Los Encuentros se organizan de manera muy inteligente, porque se trata de ir llegando, año tras año, a diferentes lugares del país. Lo más fabuloso es que ningún organismo estatal tiene injerencia directa en la organización. Nunca ha sido ni convocado ni organizado por el estado.

El Encuentro es como un gran acampe feminista, donde llegan y se reúnen muchas compañeras de todos los territorios del país. En cada Encuentro, al final, se sortea dónde será la próxima vez, es decir, nadie sabe cuál será el próximo lugar, la próxima ciudad donde iremos. Cuando se decide dónde será el siguiente Encuentro, en esa ciudad se conforma circunstancialmente una Comisión Organizadora para sostener y recibir a las compañeras de todo el país el siguiente año. 

Ahora tocó Bariloche y desde hace un año existe una Comisión Organizadora de compañeras de ese territorio del Sur. Ellas están organizando, han organizado todo lo necesario para recibir a las que vayamos. 

Se ocupan de conseguir las instalaciones para que podamos hospedarnos. Por lo general se pide que se abran las escuelas para que lxs participantxs podamos alojarnos durante tres días. 

RGA: ¿Y cómo circulan las propuestas y temas en los Encuentros?

NF: La Comisión Organizadora recibe las propuestas de todas las compañeras durante el año previo. Son las propuestas que las compañeras quieren charlar y debatir. Así se va armando una gran grilla de propuestas, de comisiones de trabajo. De todos esos debates salen resultados concretos. Digamos que son hilos de programas feministas para trabajar durante el año siguiente.

Las grandes leyes que hemos peleado en las calles, esas grandes leyes como la despenalización del aborto, salieron desde los Encuentros, se esbozaron ahí. La Ley del Matrimonio Igualitario también. 

En los Encuentros se hacen campañas, se comparte y se discute. Por ejemplo, con la temática del aborto hubo muchísimo debate. Había muchas católicas que participaban en los Encuentros y hacían sus talleres sobre la defensa de la vida -se refiere a la vida desde la concepción- y ahí también se hallaban quienes proponían luchar por la despenalización de la libre elección sobre la maternidad y por el derecho a decidir. 

En los Encuentros hay posibilidad de que se acerquen posiciones, de que se escuchen. Ahí nacieron las Católicas por el derecho a decidir, por ejemplo. En los Encuentros se pueden conocer las otras posiciones y se logra pensar en común. 

Nos preguntamos: ¿Qué proyectos podemos llevar adelante? Son cuestiones que después se plasman concretamente en las calles y también en el Congreso.

Yo recuerdo particularmente el Encuentro en Trelew [en 2018]. Éramos un montón de todos los rincones de la Argentina, con muchas diferencias de todas clases, cada una con su bandera pero todas marchando y desfilando por toda una ciudad.

Con esas acciones se generan muchas cosas.

Ahí se propuso que el Encuentro Nacional de Mujeres Argentinas se convirtiera en el Encuentro Plurinacional Transfeminista. Fue importante porque ya traíamos el debate sobre cómo renombrarnos. ¿Qué implica llamarnos Encuentro plurinacional? ¿Qué significa decirnos transfeministas? Había en esos años una acumulación de luchas y de historias y se tenían que plasmar en algún lugar, no? Por eso en Trelew se condensaban cosas tan potentes.

RG: ¿Qué temas consideras tú que se van a discutir en Bariloche?

NF: Me parece que en la coyuntura actual el tema del trabajo y del tiempo o de la falta de tiempo van a ser centrales. Sobre todo por el gran problema de no poder organizarnos si no disponemos de tiempo. 

Se van a discutir las cuestiones básicas que no están resueltas y que cada vez son más difíciles: la vivienda y la comida. También la cuestión de la deuda que quizá adquiera centralidad. En el tema de la deuda se encarnan las dificultades que estamos enfrentando en esta crisis tan profunda. El empobrecimiento es muy acelerado.

A mi me interesa particularmente conversar con los sectores de trabajadoras asalariadas, necesitamos volver a organizarnos. La situación está muy difícil en los espacios sindicales. También estoy pensando mucho en la autodefensa. 

También me interesa conversar la temática de lo afectivo, de no soltarnos entre nosotras. Me parece que eso es fundamental en los tiempos que vienen.

RGA: Pasando a un análisis más macro ¿Cómo estás viendo tú la situación en Argentina en vísperas de las elecciones? 

NF: Yo encuentro los inicios de un corrimiento a la derecha en los tiempos de la pandemia, que se expresa ahora en que quizá Javier Milei gane las elecciones el domingo 22. Desde 2020 para los trabajadorxs la cosa estuvo muy difícil. Desde ese año las empresas avanzaron muchísimo contra nosotras. 

Hubo muchos despidos, se extendió la flexibilización del trabajo y se expandieron modalidades laborales que antes no se habían podido llevar adelante. En varios sectores del trabajo, de hecho, se reguló y se estableció la modalidad “online”. Eso era bien discutido en los sectores sindicales.

Es en esos momentos cuando, en medio de mucho malestar, toda una masa de indisciplinados empieza a moverse, más bien, hacia la derecha. Por entonces se comienza a escuchar a Milei con sus propuestas “anarcocapitalistas”. 

La candidatura de Milei encaja con un montón de descontentos sociales. Ha podido cooptar esos malestares que crecieron muchísimo durante la pandemia. Incluso su discurso se apoya, por ejemplo, en el “¡qué se vayan todos!” que se gritaba en 2001. Es un impulso a que retrocedamos en muchas cuestiones que ya han sido debatidas abiertamente por la sociedad argentina.

RGA: Ha habido mucha énfasis en Milei, pero quisiera que nos hablarás un poco de su candidata para la vicepresidencia, Victoria Villarruel.

NF: Villarruel es una mujer que está vinculada directamente con los militares acá en Argentina. 

Ella es hija de militares y ha sido abogada de los que estaban presos por delitos de lesa humanidad. Es nacida y criada en las visitas a militares que estaban presos. Ella ha trabajado mucho, desde hace varios años, para que se cambie la narrativa sobre la dictadura. Impugna directamente lo que parecía que ya había quedado establecido.

Villarruel se hace eco de una narrativa que viene también de algunos de los hijos e hijas de militares y torturadores presos. Hace apenas cinco años vimos a todo un sector, sobre todo de hijas de los militares, que se asumieron desobedientes a su mandato familiar. Ellas incluso llegaron a rechazar el apellido de sus progenitores torturadores. 

Eso que iba ocurriendo en años previos, se revierte y surge otra versión, otro relato sobre la dictadura. Villarruel es parte de este giro. Los milicos en las cárceles empezaron a buscar otro tipo de juventud que los apoyaran. Comienzan a aparecer algunas figuras como Cecilia Pando, una mujer que empezó a hacer acciones concretas tipo escraches similares a los que hacían los hijos de los militantes de los 70 para marcar la casa en donde habitaba un torturador. 

Pando hacía eso pero al revés: los escraches eran para señalar dónde estaban esos mismos guerrilleros de los 70 y repudiarlos. Fue como un ensayo, un inicio. Ella armó un discurso en el que podían expresarse como “familiares de víctimas del terrorismo”. Así lo nombraba.  

No es un discurso abierto en defensa de lo que hicieron los militares durante la dictadura; aunque si los están defendiendo. Se paran, más bien, en una postura que dice: “también hay otras víctimas”. Además, insisten en que se han contado mal los 30,000 desaparecidos en Argentina durante el período de la dictadura [de 1976 a 1983]. Reconocen que hubo secuestros y todo eso, pero dicen que también hay que entender a la otra parte, que hay una “memoria incompleta”.

RGA: Regresando al Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en Bariloche, ¿cómo afecta la capacidad organizativa toda la situación económica y política que describes?

NF: Ahora todo cuesta un montón, por el exceso de trabajo y por la crisis económica. Desde las organizaciones mismas no están pudiendo sostener que vayan muchas compañeras al Encuentro, me refiero a que no hay cómo solventar las cosas que se necesitan, los micros ahora salen carísimos, todo está muy caro. 

Tanto para sostener las vidas, como para movilizarnos en las calles o en el trabajo, en los sectores organizados, nos sentimos mucho más atacadas y mucho más vulnerables. Ahora es bastante difícil poder llevar adelante cualquier propuesta o proyecto que impulse otra lógica de construcción. Los sectores más conservadores y más de derecha han hecho un avance en todos los espacios y también en los de las trabajadoras organizadas. 

Nos despedimos de Nati deseándole buen camino a Bariloche y fértiles debates. Serán necesarias ideas frescas y tenacidad para encarar lo que se venga.

Raquel Gutiérrez Aguilar

Ha sido parte de variadas experiencias de lucha en este continente, impulsando la reflexión y alentando la producción de tramas antipatriarcales por lo común. En Ojalá, es editora de opinión. 

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